La cantidad de calor que la atmósfera terrestre atrapa procedente del sol se ha duplicado respecto a lo que hacía en 2005. El dato es bastante preocupante, y proviene de un estudio recién publicado en Geophysical Research Letters esta semana.
La magnitud a la que ha acelerado no tiene precedentes, explicó el físico de la NASA y principal autor del estudio Norman Loeb al Washington Post. Comentó lo siguiente:
“La Tierra se está calentando a un ritmo mucho más rápido de lo esperado,La magnitud del aumento no tiene precedentes“.
Este desequilibrio energético está provocando que el planeta se caliente más aún y se encamine hacia el desastre. Para llegar a esta conclusión, Lobe y su equipo compararon dos mediciones independientes. Por un lado, la cantidad de energía radiactiva del Sol que se absorbe en la atmósfera, y por otro, la cantidad de radiación infrarroja térmica que la Tierra emite al espacio. Cuando la cifra resultante de este equilibrio es positiva, el planeta absorbe más calor del que irradia hacia el exterior y se produce el calentamiento global y otra serie de problemas.
“Los aumentos en las emisiones de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono y el metano atrapan el calor en la atmósfera, capturando la radiación saliente que, de otra forma, escaparía al espacio”, explica la NASA en un comunicado. Este calentamiento genera otros cambios, como el derretimiento de la nieve y el hielo de los polos, el aumento del vapor de agua y los cambios en las nubes. Así, el desequilibrio energético de la Tierra es el resultado del efecto neto de todos estos cambios.
“Esta variabilidad interna que ocurre naturalmente en el sistema de la Tierra puede tener efectos de gran alcance en el clima“, dice la NASA. Así, una de las fases más cálidas de la Oscilación del Pacífico Norte tuvo lugar en 2014 y se prolongó hasta 2020, provocando una reducción generalizada de la cobertura de nubes sobre el océano y un importante aumento correspondiente a la absorción de radiación solar. “La magnitud del aumento no tiene precedentes”, insiste Loeb. El científico advierte de que este estudio es sólo una instantánea relativa al cambio climático a largo plazo y que no es posible predecir con certeza la variación de este desequilibrio en las próximas décadas.
