Seguramente cuando vemos algunas plantas, decimos “qué bonita” peo detrás de muchas de esas plantas coloridas y de aspecto aparentemente inofensivo, se esconden algunas de las especies más venenosas del mundo. Y aunque algunas durante años se han usado para hacer infusiones, remedios naturales o medicinales utilizando tanto sus hojas, como sus flores, tallos o raíces, la realidad es que no todas las especies de plantas son igual de beneficiosas o adecuadas para ser ingeridas, para aplicarse en la piel o sencillamente para tener en nuestra casa debido a sus sustancias altamente tóxicas. ¿Listo para conocerlas?

La cicuta es una de las plantas más venenosas de la Flora ibérica y muy común en parques, jardines y caminos. Aunque su apariencia con flores blancas y tallo hueco verdoso con pequeñas manchas rojas puede ser parecida a la del perejil y a simple vista puede parecer inofensiva, en realidad tiene una gran toxicidad debido a los alcaloides tóxicos con los que cuenta y entre los que destaca la coniína, que una vez ingeridos pueden llegar a producir la paralización de los nervios sensitivos y motores derivando en una parálisis general. Ya en la Roma antigua era utilizada como veneno y también se asocia a la sensación de volar en escoba de ‘las brujas’ en la antigüedad, ya que el simple hecho de usarla como ungüento produce alucinaciones.

Manzanillo de la muerte, en cualquier lista de plantas más venenosas, este árbol ostenta la categoría de ser uno de los más peligrosos del mundo y es que tan solo refugiarse bajo él en un día de lluvia puede llegar a ser mortal. Esta es una de las razones de su nombre y de que a menudo se señale con una cruz roja dibujada en su tronco. Este tipo de árbol crece desde el norte de Sudamérica hasta la región de Everglades en Florida, Estados Unidos y en el Caribe. El veneno se encuentra en la savia lechosa que produce el árbol y que cuenta con un alto contenido en forbol. Una sustancia que puede producir desde una erupción cutánea extrema hasta la muerte si llega a comerse su fruto. Quemarlo tampoco es buena idea ya que su humo puede llegar a producir ceguera o graves problemas respiratorios.

Adelfa, es una de las más comunes en jardines, casas, terrazas o incluso en glorietas. Pero su bonita apariencia esconde en realidad una gran toxicidad. Y es que la ingesta de una de sus hojas puede provocar grandes alteraciones gastrointestinales, vómitos y diarrea que también puede estar acompañada de sangre, alteraciones nerviosas y ritmo cardíaco acelerado con taquicardias, arritmias o incluso vértigo. En los peores casos puede llegar a provocar una parada cardiorrespiratoria.

Regaliz Americano, esta especie de planta trepadora procede de las montañas de India e Indochina, aunque también se encuentra en América, África tropical y las Antillas. Su crecimiento habitual se produce cerca de las playas y en la arena, también en cercas y terrenos yermos. Durante años fue utilizada como abortivo y para eliminar parásitos intestinales, pero su ingesta en grandes dosis puede llegar a provocar la muerte.

Acónito, Esta planta común en zonas montañosas de Europa, salvo en la región mediterránea, se extiende por el oeste hasta la cordillera del Himalaya. Es habitual que crezca en zonas sombrías y húmedas cercanas a ríos o en bosques. A pesar de su bonita apariencia, esta planta es una de las más letales. De hecho cualquiera de las partes de esta planta incluyendo sus semillas contiene alcaloides, principalmente la aconitina, la cual incluso en cantidades pequeñas resulta extremadamente tóxica.

El tejo es una de las plantas arbustivas más tóxicas del mundo y resulta fuertemente venenosa, excepto la carne roja que rodea a sus frutos. ¿La razón? Contiene taxina, una mezcla de alcaloides que puede encontrarse tanto en las semillas, como en las hojas o en la corteza. Sus toxinas son absorbidas por el cuerpo rápidamente, por lo que pueden llegar a producir la muerte por cardiotoxicidad de forma precoz y sin ningún síntoma.

Trompeta de Ángel, esta planta popular sobre todo en América que es utilizada habitualmente de forma ornamental, se caracteriza por sus flores en forma de trompeta y por contener alcaloides como la escopolamina y la hiosciamina. Su uso como alucinógeno se conoce desde tiempos inmemoriables, pero una sobredosis podría acabar con síntomas muy severos como la parálisis de la vejiga y los riñones, graves efectos neurológicos, convulsiones, coma o incluso la muerte.